Poco antes de las 20 de la noche de ayer sobre Jaén descargó una tormenta que cuando uno se asomaba por la ventana para mirar la calle le entraba un pánico horrible. No recuerdo una tormenta semejante en mucho tiempo, de verdad. Desconozco si ha habido inundaciones en la capital y sus aledaños, cosa que no me extrañaría en absoluto.
Y creo que precisamente esta circunstancia tiene que ser lo que justifique la escasez de público ayer noche durante el Pregón Taurino de José Luis Buendía. No ha sido habitual en las ediciones anteriores ver tantas sillas vacías. Junto a eso, me fastidió mucho ver que se cumplía lo que ya pronosticaba yo antes: ningún representante del Ayuntamiento, ningún representante de la empresa y por supuesto, nadie de las altas esferas de la Universidad de Jaén.
Lo del Ayuntamiento me entristece mucho porque se repite por segundo año. Lo de la empresa puedo llegar a comprenderlo por la cuestión del tiempo, pues sí que estaba prevista su presencia. Y de lo de la Universidad...como me tiene tan descontento, paso ya del tema.
El presentador, mi padre, hizo un recorrido biográfico del pregonero, al tiempo que reflexionó sobre su forma de ser y concebir la vida y la Tauromaquia, resaltando el cariño y el afecto hacia José Luis Buendía a lo largo de tantísimos años. Para mi padre Buendía le recordaba en mucho a Antonio Machado, al encontrárselo frecuentemente paseando por las calles de Jaén aparentando siempre reflexionar sobre lo que ha escrito o quiere escribir.
En su Pregón, Buendía rememoró su primer contacto con el toro en su más tierna infancia cuando de la mano de un tío suyo iba hacia la antigua Plaza de Toros de Jaén a ver la manada de toros llegar a la misma. Su amistad con Ramón Quesada, hijo de "Sabino", quien fuera banderillero jiennense. Sus juegos al toro con los sobrinos de "Peñita" también banderillero y posteriormente conserje de la Plaza de Jaén. Jugaba a fantasear y soñar colocándose su montera y trasteando sus capotes y banderillas allá por las callejuelas y cuestas del barrio de La Merced.
Posteriormente su aventura en Madrid a partir de los dieciseis años al estudiar Periodismo, compartiendo pensión con un matador de toros de Motril. Con él iba a la Casa de Campo acompañándole en sus entrenamientos, aprendiendo la técnica del toreo. Su paso por Sevilla al hacer la mili y presenciar desde lo alto de La Maestranza a Curro Romero, un torero que desde entonces le cautivó.
Fue emotivo escucharle contar su ilusión por ver un festejo de toros, algo que consiguió por primera vez al ahorrar el dinero suficiente que de "los mandaos" había ido juntando hasta que un día acudió al Banco Central para sacar el dinero suficiente y de allí bajar por la calle Bernabé Soriano a la que siempre fue la taquilla oficial de la Plaza de Toros.
Se declaró ser aficionado de abono, de libro y no se escondió al reconocer lo mucho que le ha aportado el ver toros por televisión, condenando del mismo modo a los dirigentes de los medios de comunicación públicos que han desterrado las retransmisiones taurinas de su programación e igualmente señaló a los políticos que han arremetido contra la Fiesta.
El Pregón Taurino de José Luis Buendía tuvo mucho de literario, de nostálgico y de reivindicativo. Como él mismo señaló al iniciar: "quien no ha venido se lo ha perdido, así que peor para él".
Me gustó mucho. Enhorabuena tocayo.
En la primera foto, el veterano aficionado AntonioPalomo y dos señoras. Al lado, el crítico taurinoAlfredo Margarito, el apoderado Felipe Fernández y el nuevo presidente de la Plaza de Toros de Jaén Juan Carlos Alférez.
Bajo esa foto, Francisco Javier Sánchez, Presidente de la Sociedad Propietaria de la Plaza de Toros de Jaén, junto al crítico taurino Ángel Alberto del Arco y Juan Carlos Toro.
Sobre esta foto, mi padre y el padre de mi amigo Nonete Lendínez. A la derecha, Juan Jesús Gómez, Presidente del Círculo Cultural Taurino
de Jaén Paraíso Interior junto a un grupo de aficionados.
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