viernes, agosto 28, 2009

Un toro por nombre vaya rollo y vaya rollo de tarde.
Plaza de Toros de Linares. Coso de Santa Margarita.
Primera de abono. Feria de San Agustín 2009.
Toros de Juan Pedro Domecq. Desiguales de juego y presentación. Muy floja. Destacó el tercero.
Enrique Ponce: (Azul noche y oro) Silencio y silencio.
Miguel Ángel Perera (Azul noche y oro) Palmas y oreja.
Cayetano: (Berenjena y azabache) Dos orejas y palmas.

Antes de romper el paseíllo, en la raya del tercio las cuadrillas se pararon, el público se puso en pie y todo el Coso de San Margarita rindió homenaje a Manuel Rodríguez “Manolete”, quien perdiera la vida en dicho escenario en 1947. “Islero” llevaba en su costado el hierro de Miura, un hierro que en los tiempos que corren queda encuadrado entre los llamados duros. ¿Y por algo será no?
Hace sesenta y dos años las figuras en Linares mataban toros de ganaderías que en la actualidad no matan las figuras. Y en la actualidad las figuras matan corridas que nada tiene que ver con aquello.
Lo de hoy en Linares ha sido muestra de ello. Primero y segundo fueron protestados, especialmente el primero, desde que apareció por el toril hasta que se lo llevaron las mulillas en el arrastre.
Muy floja y muy desrazada. Muy insulsa y aburrida la corrida a excepción del tercero que tenía clase, se dejaba y Cayetano lo aprovechó infinitamente. Lanceó con gusto a la verónica, muy suavemente. Inicio su faena de muleta por bajo, rodilla en tierra, pegandito a las tablas del cinco, metiéndose a todo el público en su faena. Toreó a placer con la muleta, sorprendiendo con una tanda de circulares por el izquierdo sin apenas mover las zapatillas. Con unos torerísimos trincherazos epilogó una faena que culminó con una estocada entera, algo desprendida, eso sí. Ese toro llevaba por nombre “Vaya rollo” y vaya rollo ha resultado la corrida...
Al sexto algunos muletazos de calidad le pudo sacar, pero el toro que por el izquierdo se iba quedando muy corto, acabó apagándose. Y apagada prácticamente discurrió la corrida.
Perera se metió entre los pitones del quinto, se pegó un arrimón y ahí puso todo de su parte para no marcharse de vacío. Previo a todo ello el extremeño dejó firmado un variadísimo e interesante quite que conjugó unas muy ceñidas chicuelinas, seguidas de una tafalleras y unas ajustadas gaoneras que calaron muy mucho entre el público.
Y Ponce, que abría cartel no tuvo opciones con el primero, un toro tontorrón, que se tragaba los muletazos sin ton ni son y con el segundo quiso sacar lo que no había, exprimiendo hasta el límite a un toro que no daba más de sí. Cabe decir que Ponce contó con la actitud en contra de cierto sector del tendido durante toda la tarde.
Por último un detalle, una observación: el encargado de colocar las divisas o no calcula bien, o se le va la mano, o pasa del tema, pues hoy han saltado al ruedo toros con la divisa casi en la mismísima penca del rabo. Una cosa horrible y feísima.


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